martes, 27 de diciembre de 2011

FAMA. Daniel Kehlmann.

...rígidos, como llenos de nudos interiores, como prisioneros de sí mismos, desterrados por el destino a un lugar feo lejos de su feo lugar de origen.

martes, 26 de octubre de 2010

PRIMERA APROXIMACIÓN A LA ASIGNATURA.


LA MARGINACIÓN DE LA FILOSOFÍA POR LA FILOSOFÍA.
Por estos derroteros cuesta creer que la filosofía salga de los libros y las aulas (de filosofía) y (re)tome las calles por las que un día transito con paso resuelto y semblante altivo, sabiéndose centro de las miradas y objeto de envidias.
Acusan la disciplina, la carrera (el grado) y la asignatura el mismo mal: cierta tendencia a la exclusión, producto de discurrir según un movimiento centrípeto uniformemente acelerado que amenaza derivar en su total oclusión. Así las cosas, difícilmente la filosofía se puede transcender a sí misma, cuando apetece pensar que tendría que ser este su fin (inclusivo) y no otro. Y si no trasciende, en menor medida transgrede de manera significativa. Se ovilla en torno a asuntos de poca monta, en un afán por devanarse sin más.
Diríase incluso que la especulación se deleita en su autismo (entonces retórico). Pareciera encontrar regocijo en deslindar lo profano de lo sagrado, erigiendo contundentes e insondables márgenes que luego estrecha, reduciendo su espacio de movimiento y su radio de acción e influencia.
En cuanto al fondo, en cuanto a la forma… la compleja codificación contrasta con la inanidad del mensaje. El propio medio de expresión-divulgación, incluso empleado para referirse a asuntos por demás prosaicos, resulta críptico para legos y no tan legos en la materia. Sin duda, una pésima estrategia de marketing. De suerte que el desinterés del ciudadano hacia la filosofía es equiparable al que muestra la propia filosofía, ya sea por las cuestiones que ocupan y preocupan al ciudadano, ya sea por hacerse accesible y/o asequible.
“Últimas tendencias…” pudo ser un puente que contribuyera a salvar esa distancia creciente. Tras un somero vistazo al temario y los ejercicios propuestos… temo que, muy al contrario, ahonda la marginación a la que se condenan sociedad y filosofía recíprocamente.
En este sentido, dudo que la obra de Richard Serra pueda considerarse precursora, emblemática o ejemplificativa de una verdadera Tendencia, con mayúsculas. Quizá sí sea paradigma de una ligera ‘inclinación’. Puede ser una muestra válida de lo que más arriba se apuntó, y de cómo también el arte, o determinadas formas y corrientes artísticas, trabajan y evolucionan al margen, o a despecho, de la sociedad que los acoge.

TRES HITOS ARTÍSTICOS.
1.981, si en Berlín los transeúntes sorteaban con indulgencia o fastidio la obra de Serra, y cabe pensar que con perplejidad mayoritaria, Los Rolling Stones organizaban una gira ofreciendo macroconciertos que arrojaron cifras récord de público asistente. Espectáculos con una costosa y controvertida puesta en escena que aunaban, en un arte-total-parcial, música, dramaturgia y escenografía cuidadas. Un año memorable para una banda de músicos (alguno virtuoso, como Keith Richards, considerado dentro de las 100 mejores guitarras de la historia por la RollingStone) experimental que inició su andadura dos décadas antes sirviendo de impulso al rock (algo más que un género musical) tal y como lo conocemos hoy y que, tres décadas después de aquella gira, siguen diabólicamente vigentes. Auténticos apóstoles de un ‘estilo’, en el más amplio sentido de la palabra, ya que no sólo promovieron una estética (como moda), propugnaron una forma de vida o, al menos, una actitud vital.
Sin ser una producción artística, tanta o más enjundia tiene, a nivel local, el paso de Warhol por Madrid en 1.983. La Movida madrileña lo acogió como a un profeta y lo arrastró por todo tipo de fiestas y saraos celebrados en su honor. Warhol “paseó su mutismo” por todos ellos y de alguno se fue sin preaviso y sin mediar palabra. Debió sentirse trasladado en el tiempo, veinte años atrás, hacia un pasado caricaturizado, rodeado de imitadores trasnochados de David Bowie, de The Velvet Underground o Roxy. Imagino que se dijo mil veces para sí “esto ya se  hizo… y mejor”. Con un poco de suerte no se habrá cruzado a Ramoncín. Algo nos legó su visita: artistas que luego desarrollaron una dilatada carrera (Almodóvar, Alaska…) se sintieron ungidos por su sola presencia, y quién sabe si no les sirvió de impulso.
Durante la década de los ochenta se dan los primeros pasos hacia lo que se ha convertido actualmente en la principal fuente de negocio relacionado con el ocio, y muy vinculado a su vez a la cultura y el arte, a saber, la industria del videojuego. En Estados Unidos y Japón nacen las primeras empresas que desarrollan las plataformas. Sólo un enfoque obstinadamente conservador puede obviar la flagrante contundencia de los hechos: hoy en día, este ‘producto’ de entretenimiento aglutina a los más destacados artistas de las más diversas disciplinas en torno a los medios de expresión más sofisticados. Si hemos sembrado la incertidumbre, aceptando que todo puede ser arte (y luego veremos por qué), coherente sería conceder que podemos estar ante la mayor aproximación al utópico arte-total, donde además, se busca y se precisa la simpatía del público-cliente como elemento ineludible e integrante de la obra, al que se le respeta el derecho de interpretarla y se le concede la capacidad de intervenir y condicionar su posterior desarrollo.
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Se intuye, o se palpa, un gran escepticismo, una profunda desconfianza hacia el criterio del público. La aquiescencia masiva, lejos de probar la valía del autor y su obra, pareciera que los estigmatiza. Es un más allá del esnobismo que linda con paranoia. La situación deriva en que el arte que se tiene por tal será siempre marginal, y lo que goce de aceptación será arte… entre comillas. Huele a academicismo oficioso.
Hay mucho de inconsistente y fatuo en "Tattoo You" (álbum de estudio publicado en 1981). Existe la intención explícita, y en este sentido honesta, de llamar la atención sobre la posterior gira, el innegable y legítimo interés de vender un producto. Pero también hay un proyecto ambicioso, siempre atrevido, que no se reconoce sin la participación e implicación del público, mucho menos al margen de su comprensión y complicidad. Hay algo sólido, pues perdura, hay algo vivo que se siente latir, algo que trasciende más allá del género, más allá de sus autores y de su tiempo. Hay una convocatoria a participar, no la imposición por vía de hechos consumados y tabiques esculpidos de irrumpir, tan poco democráticamente, sobre los usos, costumbres e itinerarios del ciudadano.
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Dicho lo cuál, acepto el reto académico que propone la asignatura: conocer, valorar y apreciar obras y tendencias artísticas… puristas (se me ocurre decir), introspectivas en tanto que se generan por y para sí. Alejadas, en cualquier caso, de la masa.

Desearía también que la filosofía (y los filósofos), en sus medios y en sus fines,  así como su docencia (y los docentes), aceptasen el reto, concebido tan siquiera como posibilidad, de aproximarse a la realidad: cultural, social, política, artística… Imagino una filosofía del fútbol, de los toros, de la salsa rosa… Una voz con autoridad que ciñese este relativismo libertino que anda campando a sus anchas por sobre todas y cada una de las cosas, mientras los que piensan prefieren pensar “qué es pensar”.

lunes, 11 de enero de 2010

LA NOVELA NORTEAMERICANA DEL SIGLO XIX

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LIBROS Y AUTORES

 

Poe, Edgar Allan:
  • Relatos
Hawthorne, Nathaniel:
  • Twice-Told Tales
  • La letra escarlata
Melville, Herman:
  • Moby Dick
  • Billy Budd
Waldo, Emerson Ralph:
  • Nature
Thoreau, Henry David:
  • Walden
Twain, Mark:
  • Las aventuras de Huckleberry Filnn
  • Life on the Mississippi
James, Henry:
  • La vuelta de tuerca
  • Daisy Miller
Wharton, Edith:
  • La edad de la inocencia
Stein, Gertrude:
  • Tres vidas
Crane, Stephen:
  • Maggie: A Girl of the Streets.
Dreiser, Theodore:
  • Sister Carrie
Faulkner, William:
  • El ruido y la furia.
  • ¡Absalón, absalón!
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ENSAYOS Y ESTUDIOS

 
Cesare Pavese:
  • La literatura norteamericana
Jose Antonio Gurpegui:
  • Historia crítica de la novela norteamericana
Peter Conn:
  • Literatura norteamericana 

jueves, 24 de diciembre de 2009

FELIZ NAVI... BLA BLA BLA BLA BLÁ

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EL SR. BARDALLO LES DESEA…, EXCEPTO A LOS HOMBRES.






En círculos de personas que sabemos un poco de algo, hace tiempo viene cobrando solidez la siguiente hipótesis, en oposición a lo que proclaman cristianos, hippies, canadienses y gente bastante pasada de todo (fumetas, porretas, hachiseros, flipados, colgados, alucinados y otras yerbas…), Salud, Dinero y Amor, como todo lo bueno, a saber, el sexo, el barril de Brent, los partidos del barça, el sexo…, no son recursos inagotables –de placer- (efectivamente, tampoco el sexo, por lo visto es algo que recién sabe uno a los cuarenta, o así).

Amén de que, como corrobora la siguiente cita del insigne futbolista y filósofo, Goerge West, Salud, Dinero y Amor suelen contraponerse:

"Gasté mucho dinero con amigos en putas, coches y alcohol, el resto lo malgasté".

En previsión de que a estas alturas del año, irresponsablemente, ya se lo habrán deseado los unos a los otros, o los unos a sí mimos, y con objeto de tocar a más yo, les felicitaré humilde y discretamente, prescindiendo de aquesta Santísima Trinidad tan celebrada por Los Panchos (http://www.youtube.com/watch?v=n4lgfQ2ZSA8), prescribiéndoles otras bondades alternativas para el año entrante:

Le deseo…

Si padece en su espíritu la usura
un nutrido mojón* para el mohíno*,                              
(o un galón de aceite de ricino)
porque abrevie sus penas con holgura.

Para la descocada, anafranil*.
Si inmaculada y casta, cosa dura…
que encuentre barón, cuando no cura.
(si no puede ser Pérez, pérez-gil).

Uno que otro bautizo más que entierros,
Alguna boutade, un desatino…
¿por qué no? un desliz, sin muchos yerros.

En resumidas cuentas, les conmino,
pues amenazo andarme por los cerros,
a un año de perros, por lo chino.

Pd. Y a los fatuos, los “vivos”, los banales,
chamulleros, verseros y cuentistas…
a los divos, los venales, los artistas,
los quitatetú, tan especiales…

¡un especialista!

*mojón:
             1. Chito  en que se pone el dinero, y al que se tira jugando.
             2. Porción compacta de excremen... <<CENSORED>>
*mohíno:
             1. Triste, melancólico, disgustado.
             2. En algunos animales, zona carnosa que rodea el an... <>
*anafranil: psicofármaco, específicamente aprobado para su uso en el tratamiento del T.O.C (Trastorno obsesivo-compulsivo).
*año del perro, chino: es posiblemente el año más agradable del calendario chino.


TANTA PAZ NI TANTA PAZ…

Algunos gustan pedir Paz urbe et orbe, ignorantes, claro está, de las repercusiones catastróficas que su petición, si se consumase, acarrearía para la economía global. Corpúsculos, asociaciones, grupos, sectas, ¡qué digo!, naciones enteras (EEUU, Venezuela, Corea del Sur… verbigracia), basan su estado de (mal) estar en el conflicto más o menos armado y siempre violento. Una paz pertinaz incrementaría en ¡muchísimo! por ciento la tasa de paro, condenando a la ‘pudibundia y misedumbre’ cuántos ínclitos cabecillas, denodados guerrilleros, cotizados matarifes, familias y allegados de suicidas en potencia… arrastrando al fango de la menesterosidad a un número no menor de abogados.

Se verían afectados, de forma indirecta bien que inmediata: la jurisprudencia, la industria armamentística, el gremio de médicos, celadores, forenses, detectives privados, inspectores públicos, el CSI Miami, Las Vegas, Nueva York, Ontairo…la cadena Fox que emite “Crímenes Imperfectos”, los periodistas de sucesos, los corresponsales de guerra... También las PYMES (Pequeña y Mediana Empresa) asociadas a la producción, distribución y venta de materiales para la fabricación casera de explosivos, así como las tiendas de ropa deportiva, disfraces y artículos de “broma”.

Y bromas aparte, les deseo una tensa-calma a modo de guerra fría, un inquietante estado de sitio…, dentro todo esto, ya se sabe, de una belicosidad controlada y siempre percibida a través de terceras personas.

Y ¡pavo!,
¡mucho pavo!

o, de no poder ser pavo,
¡pava!, ¡mucha pava!

no habiendo pava pues...
¡pollo!, ¡mucho pollo!

claro que si falta el pollo
perdiz, es lo mejor.

martes, 14 de abril de 2009

POSTAL PORTEÑA: LEAVING MARRAKECH

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o… “¿QUÉ HACE UN TIPO COMO YO EN UN SITIO COMO ÉSTE?”

Pd. (“¿posdata antes del escrito?, ¡cómo puede ser!”, pues ya ves) la postal, contrariamente a lo que ocurre con otros textos, va siendo tanto más jocosa a medida que se aproxima su final.

Pd2. (“¿otra posdata antes del texto?, ¡esto es de locos!, ¡Penitenciate!, ¡hereticus!”, tampoco es para ponerse así) ¿Verdad o vil estratagema para que los débiles de espíritu la terminen? Ah, ah, ah… “chi lo sa”.

Congratúlense mis lectores, tomen las calles, y monte tumulto toda la caterva de aficionados, seguidores, blojadictos, simpatizantes y feligreses, a los que tengo a bien llamar “mis webos” porque hoy sí (sabemos que ayer no, dudamos de que mañana, pero hoy, definitivamente sí) se me da la regalada gana de compartir, siendo yo, la verdad sea dicha, de compartir poco o nada, lo que contarse pudiera de mi última escapada, en esta ocasión, a tierra de infieles (infieles a Cristo y al jabón).

Huellas he dejado a mi paso imborrables y documentos gráficos hay tan contundentes como irrebatibles para certificar que, a despecho de mi naturaleza sedentaria, de la absoluta atracción que siento por los placeres pasivos y de mi repulsión patológica por todo lo que pudiera, por remotamente que fuese, implicar daños, lesiones o simples molestias a mi organismo, acabo por dar con mis huesos en los sitios más inhóspitos del planeta. Y la escalada (que más bien es descenso por un helicoide dantesco) de peligrosidad en mis destinos llega a tal punto que no puedo afirmar con la rotundidad que quisiera que del próximo vuelva sano y salvo, ni tan siquiera entero. ¿Por qué dada mi hipersensibilidad a los displaceres a veces véome tal cuál me veo? Por amor, señores, por amor… por no quererme bastante.

Dicho todo esto… ¿estuvieron por Marrakech?, ¿no? Entonces aún pueden escarmentar en lomo ajeno y mi viaje no habrá sido en vano ¡No vayan!

“Verás, yo es que tengo un primo que vive…” ¡No!

“Resulta que fui al programa ese de la TV y me gané un viaje…” ¡No!

“Pero es que a mí me han dicho que el aceite de argán…”

¡Mira, haz lo que se te cante! Pero yo te advierto, cuando Dios barrió su creación, al sexto día, justo antes de irse de farra con sus colegas que hacía ya una eternidad que lo esperaban… apurado de tiempo y no sabiendo qué hacer con tanta basura, apelando a su impunidad divina se dijo “ya fue, lo dejo ahí nomás”. Y “ahí nomás” luego se llamó Marruecos (en castellano antiguo), o Marrakech, para anglosajones y francófonos (que no son aquellos que hablan con franqueza, no), o AAAAAAAAjaimmmmAAAAAA”, para los nativos.

Y algunos, los más desavisados, los que tengan la noción de Marruecos como un vergel, Jauja a una hora de vuelo, preguntarán “¿pero tan feo te pareció Marrakech?” Pues… como para querer vaciarme las cuencas. “¿Tan maloliente era?” Como para pensar seriamente en amputarme la nariz.

El turista profesional, que hoy está en la fiesta de la cerveza en Berlín, mañana en la fiesta del chocolate en algún pueblo de Suiza, pasado en los Sanfermines y, Dios quiera que, al otro en la UVI. Ese espécimen, culo de mal asiento, voraz registrador de cuanto es visible, omnívoro sin paladar que todo lo deglute, Argos incapaz de fijar su vista en el detalle, con su sentido lúdico y miope de lo recorrido de Marruecos dirá “muy lindo todo”, con la misma desinteresada jovialidad con que diría “muy lindo todo” frente a una pelea de gallos en México D.F. o unas jovencísimas prostitutas en Manila.

Pero seamos serios, sensibles y críticos. Las calles en Marruecos huelen, en la práctica totalidad de su longitud, a gallináceas, esto es, caca de gallina, cuando no a meado de gato. Eso sí, matizado aquí y allá el desagradable hedor por una orgía de aromas proveniente de la inusitada concentración de especias (condimentos y otras yerbas) aglutinada en alguna tienducha. Sobre la superficie monocromática del saco de arpillera no faltará, para dar una nota de color, algún pajarillo que por allí campe a sus anchas ya picoteando el grano ya defecando sobre él (de ese modo en que excretan las aves de escaso porte, ya saben, con resultado incierto). Aún habría que añadir dos sensaciones olfativas más que jalonan el panorama, instantáneas y efímeras vaharadas de sudor (según se acerquen a nosotros los propietarios de esos mismos puestos), y un profundo olor a aliño, a adobo, para ser más exacto, que nos atrae en una primera instancia pues que quizá hace ya horas que andamos a paso rápido, casi marcial, para no ser constantemente mendigados a lo largo de callejas y callejas tapizadas de tienditas que venden invariablemente las mismas fruslerías (que Nadita observa siempre como si fueran lo primero que ven sus ojos), fabricadas en China (con suerte en Taiwan) por un servo-brazo-mecánico-humanamente-asistido. Por un momento la necesidad de alimentarnos ha cegado nuestro sentido común, pero si le dejamos tomar de nuevo el mando sabiamente nos aconseja que hagamos un último esfuerzo por llegar al hotel antes de intentar ingerir unos boquerones adobados que… si bien nos recuerdan nuestra cercana pero nunca tan extrañada patria (España) sabemos, o deducimos con tremenda certidumbre, son la efigie embalsamada de la momia de algo que, en su día, quizá fue un atún disecado, cuyo volumen ha menguado producto de los distintos procesos precisos (prrr) para su conservación, a los que se vio sometido durante… resultaría enojoso calcular cuánto tiempo.

“¡Ah!, ¿y el tiempo?” ¿El tiempo? Media hora… es demasiado.

“Al clima, me refiero”. Ah, el clima…

Soy de la opinión de que hoy se le dice “un coche”, “un hombre” y “un clima” a cualquier cosa. Porque, ya me dirán, qué clima es ese en que, no habiendo llegado aún la primavera, a las 11 de la mañana hace un calor de mil demonios que te obliga a tirar de gafas de sol y te hace sentir a cada nuevo paso un poco más deshidratado, como una babosa bípeda (bbb) a la que aproximásemos una bombilla de 10∆00∑34∂56◊78Ω™00 W. y fuera dejándose la vida (el líquido elemento) en el camino. Eso no es un clima, eso es una “jugarreta atmosférica”. Y si aún no lo parece, adquiere todas las trazas de ello cuando a las 8 de la tarde, sin más ni más, se larga a llover torrencialmente. Dentro de un país tan lúgubre, en una ciudad tan insegura, sólo puedes contar con una certeza, a las 8 llueve te pongas como te pongas. Y claro, a uno que anda por la plaza Jamal Fna, en camiseta de manga corta y gafas de sol, cuando de repente el cielo se cierra, se licua y se cae, con el consiguiente descenso de las temperaturas… allí, entre las aguas, se le pone cara de lo que verdaderamente es, un guiri estúpido pescando (pescando… una buena gripe, se entiende).

“¿Y las mujeres?” Al principio es fácil tomarlas por buzones de correo, de cubiertas que van entre la túnica y el burka. E incluso cuando aprendemos a reconocerlas (los buzones de corre no se mueven) es difícil hallarlas (ni yo lo pretendo, Nadita) pues frecuentan poco el espacio público, reservado principalmente al ocio de los varones.

Afortunadamente, en el hotel, el canal internacional presta atención a los españoles que añoran su tierra emitiendo una programación preñada de todo lo más casposo y rancio, de todo lo que, en definitiva, puede disuadir en el exiliado la idea del regreso prematuro.

GUÍA DE ACTIVIDADES Y LUGARES DE (SUPUESTO) INTERÉS.

Los zocos: Huy sí, pégate desde el medio día hasta la caída de la tarde, inmerso en “fragancias” demasiado exuberantes para tu sensibilidad occidental y envuelto en una película parte sudor propio, parte humedad ambiente, parte polvo del camino, mientras pretendes obtener no sé qué baratija a un precio razonable sabiendo, no obstante, que en el mejor de los casos te la llevarás por varias veces su valor después de un tira y afloja demencial que amenaza hacerse eterno con un aborigen, todo arrugas, de edad indeterminada e indefinible que chapurrea en tres idiomas simultáneamente y tiene una pasmosa facilidad para pasar de dinares a libras, de libras a dólares y de dólares a euros de forma que siempre sale ganando en el cambio.



Los que encantan serpientes en Jamal Fna: Son Cobras Reales, lo certifico porque yo de ofidios sé bastante. Que me aproximé lo suficiente como para verificar el perfecto estado de sus colmillos, no. Que, aún en posesión de sus colmillos, por algún arte no muy sofisticado se les ha extraído previamente el veneno… a ello apostaría mi primogenitura. Donde puedo decir sin jactancia “meneo con más sensualidad las caderas yo cuando me la escurro (con perdón) que todas esas bailarinas mientras ejecutan (entiéndase “ejecutar” en sentido de “matar”, “asesinar”) la danza del vientre”, donde aún no han asimilado las sencillísimas normas de tráfico, donde, por lo visto, para ser barrendero se requieren años de aprendizaje… no me vengan a decir que saben encantar serpientes tocando la flauta con un agujero solo. O vénganmelo a decir que yo les reiré la gracia a mandíbula batiente.


Los que gritan “aaaaaammmmaaaaaaaammmmmiiiiiaaaaa” desde la torre: Ya sé que se denominan __________ (completar tras mirar en Google) y que no “gritan” si no “llaman a la oración” desde lo que, también sé, no es una torre si no una _________ (completar tras mirar en Google). No importa, es igualmente excitante merodear en torno a un sitio (“mezquita”, no consultar en Google) al que te tienen vedada la entrada mientras por los altavoces, quizá con sonidos que están más allá de tu comprensión pero que, igualmente, dado el contexto intuyes, alguien hace proselitismo de un culto que contempla la “ablación”, la “lapidación” y otras prácticas acabadas en “ción” que, de ser seguidas a raja tabla, salvan a los adeptos de la “condenación”.



Ir donde el rey Mohamed, sacar fotos y jugar al corre que te pillo: Sin duda, de la infinita variedad de diversiones inocuas que brinda Marruecos, ésta, según pude comprobar en primera persona (en cuerpo y alma) es de las más intensas (pudiendo llegar al paro cardiaco) tanto como de las menos inocuas. Para llevar a cabo la actividad precisamos de una cámara de fotos. Provistos de ella vamos donde el rey Mohamed (al palacio) y deambulamos por las inmediaciones, cruzando arco tras arco tras arco tras arco de la infinita muralla de piedra, toscamente recubierta de pintura… ¿roja?, ¿rosa?, ¿salmón? (nota mental, nada de pescado), sin sacar una sola instantánea porque, y ustedes lo comprobarán, no hay nada que pudiera interesar a nadie, ni tan siquiera al turista profesional. Éste, capaz que ante la muralla que sigue y sigue arco tras arco tras arco tras arco, llegado un punto de saturación, próximo al fallecimiento, emitirá un apenas audible bufido de fastidio. Nosotros (las personas normales que estamos en Marruecos vaya usté a saber por qué pero que no queríamos ir, estamos deseosos por regresar y “que me aspen” si pensamos volver algún día), varios cientos de metros de muralla y varias decenas de arcos antes (arcos de medio punto, no piensen en polilobulados ni nada por el estilo), hastiados hasta la náusea, preguntándonos, por enésima vez, “¿qué hago aquí?” o, en su versión yanqui-cinematográfica, “¿qué he hecho yo para merecer esto?”, ya estamos en disposición de iniciar el juego. Previamente habremos tenido que dar con el acceso a palacio por casualidad (no habiendo otra forma de dar con él pues no existen mapas, en Google aparece como una mancha negra, y los propios del lugar ¡andan que te van a saber orientar ni van a tener voluntad de hacerlo!), una vez allí hemos de hacer gestos ostensibles de buscar en nuestro bolso de mano (si desapareció nuestro bolso de mano hete aquí que ha dado comienzo un nuevo juego: “ahora vas y reclamas a las autoridades”, ja, ja. Observación: este juego sólo es divertido para los espectadores no allegados al jugador), cuando advertimos que los guardias de seguridad fijan su inquisitiva mirada en nosotros es hora de sacar la cámara, apuntar el objetivo hacia cualquier parte (aunque el juego es tanto más divertido cuanto más se orienta el foco a la puerta de palacio) y disparar. Hecho esto se aconseja “salir cagando leches”, “huir a toda ostia” o, en su modalidad refinada, “poner pies en polvorosa” diciendo “pies para que os quiero” y abandonar el recinto, la ciudad y el país “como alma que lleva el diablo”. Voluntariamente o contra nuestro interés, ya sea producto de la fatalidad o porque nos disuaden los primeros tiros que pasan silbando relativamente cerca (no olvidemos que la destreza del francotirador nos hará parecer Neo frente a sus balas) si nos atrapan se aconseja, retrospectiva y encarecidamente, cámara digital, cosa de que podamos, ante la atenta, atónita y desmayada mirada de nuestro captor mostrarle, bien a las claras, que hacemos desaparecer, como por arte de Alá, la imagen tomada. En la versión con cámara réflex del juego, no pudiendo suprimir la foto de forma instantánea, la cosa termina con la Nikon siendo pisoteada por el gendarme mientras invoca “aaaaaaiiiiiaaaammmaaaaa”.

(Ni que decir tiene, de esta actividad no queda registro gráfico)

¿Así y todo quieren ir a Marruecos?, vayan. Por mi experiencia sé que “hay gente pa’ tó”. Yo, personalmente, no sé qué decirles. Bueno sí, que a mi vuelta elaboré una lista de las cosas que no pienso volver a repetir. La que ahora pongo en el conocimiento de ustedes:

. No teñirme el pelo de rubio.
. No aproximarme a un niño antes de preguntar “¿vomita?”
. No agarrar fragmentos de algo que “pudiera ser madera” antes de efectuar las pertinentes pruebas químicas y confirmar que, efectivamente, es madera (porque pudiera ser mierda de caballo reseca a la orilla del mar).
. No volver a teñirme el pelo de rubio ¡otra vez!
. Ni muerto, volver a Marruecos (bah, “ni muerto”, es un decir).
. No volver a enfermarme de algo que requiera el empleo de inyecciones para su cura (tajantemente prohibido).
. Para otra vida: no volver a nacer.
. Para otra vida (si no queda más remedio): no volver a nacer heterosexual ni en una familia de clase media (baja).

viernes, 21 de noviembre de 2008

ELEGÍA DE SCHUSTER, BEEEERND

Tienes nombre de exabrupto,
de flatulencia o mugido,
de eructo mal reprimido,
como un sonido… corrupto.

Eres huraño y adusto,
eres un busto estreñido,
eres bárbaro y vetusto,
eres un tipo jodido.

Eres “un gusto”, a podrido,
un teutón, quizá un normando,
testarudo y desabrido
más que toro de Guisando*.

Si naciste para bardo
¡vive Dios que te has torcido!
pues en el verso vas-tardo
y en la prosa, más sufrido,

sutil eres, como un cardo,
ligero, como un cocido
y echas más pestes que un nido,
mi muy querido Bernardo.


*Toros de Guisando: "Conjunto escultórico Vetón que se ubica en el cerro de Guisando, en el término municipal de El Tiemblo, en la provincia de Ávila (España). Se trata de cuatro esculturas realizadas en granito que representan cuadrúpedos, identificados como toros o verracos (cerdos sementales), con preferencia a la suposición de que se trata de toros, ya que algunas de las piezas presentan, en la cabeza, oquedades consideradas para la inserción de cuernos."




Exégesis:

Sólo indicar, para los más desavisados, que don Bernardo (Bernd) Schuster FUE, hasta ayer mismo, entrenador del equipo de fútbol del Real Madrid y, amén de por crecerle flores en el culo, se ha caracterizado por ser, en lo que al trato con la prensa se refiere, un personaje furibundo hasta lo cómico.

Luego de eso, exhortarles a que disfruten una y otra vez de este poema que es, modestia aparte, de los más burlescos e ingeniosos que pueda uno llevarse a las cuencas.

ZAPATERO A...








Contenido tan ingrato
que abusa del continente,
a más INRI, presidente,
le increpo y no me dilato:
¡No vi cosa tan carente
de pulimento y recato!
“Buena gente” no, pazguato.
Porque de una vez se ausente…

Zapatero a su zapato.

Político maniobrero,
leguleyo mentecato
(ministril filibustero)
que de torpe, tosco y bato*
entiende por alegato,
hasta ese punto inconsciente,
de un cocodrilo el pariente.
Lo repito y le remato…

Zapatero a su zapato.

“Progre”, “buenista” y pacato
si me impugna “desacato”
pues con mi verso le irrito
le haré llamar “Zara-pito”,
que como vuele lo abato.
Si en la cumbre del “ge veinte”,
aún llegando dirigente,
le hicieron pasar por gato...

¡Zapatero a su zapato!

Yo sus dislates delato
y sus disloques revoco,
que nunca me supo a poco,
pues de ello aún me epato,
como, en tan poco rato,
toda la hacienda malgasta.
Échese a la espalda el hato
tras esta gestión nefasta…

¡Zapatero a su zapato!


*Bato
Definición: "Hombre tonto, o rústico y de pocos alcances" (Diccionario de la RAE).
Para su etimología: http://es.wikipedia.org/wiki/Bato