lunes, 1 de septiembre de 2008

POSTAL PORTEÑA: PESO MUERRRRTO!!!

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PESO MUERRRRTO

Ahá, ahí estás, esperando al 39-3, mirá vos. Finalmente te costeaste hasta acá (acá es Buenos Aires), sos un pibe copado.

Andate que ya llega...

Echás mano al bolsillo frontal izquierdo del jeans y... pelusa (huy!); bolsillo frontal derecho, tarjeta del "albergue" EROS (qué guacho), publicidad de toner para impresora y papelito con una nota "a las 16 horas en el Tortoni con Menganita", que debista haber leído antes, Menganita te va a matarrrr (vaya nombre, "Menganita"); bolsillos traseros del jeans, nalga izquierda, la guía T, siemmmpre; nalga derecha, un euro (bieeeen, boludo!!!), 50 centavos en 1.394.098.547... moneditas (epa... Roquefeler te llaman) y un clip oxidado, que no falte.

Pasamos al saco. Bolsillos en los costados, algo pringoso y pelusa; ventrales externos, pelusa y... un azucarillo?; pectorales, no pelotudo, son de pega!!! (no existen más); ventrales internos, cartera y cámra de fotos en uno, pasaporte y billete de 50 pesos en el otro; pectorales internos, guía T (otra guía T???, bueh), 5 dólares y 1.000 millones de pesos chilenos (al cambio unos... 75 céntimos de euro), te sentís muchimillonario (vos y tu no-saber-convertir-la-moneda-extranjera), no obstante "tooooooda" esa plata no sirve si no conseguís un maldito peso!!! Como penúltima opción introducís un dedo en ese mini-bolsillo del jeans en el que nunca guardaste nada porque nada cabe, acaso la minga del tipo que lo inventó, algo te hiere y retirás el dedo sangrante (nota mental: vacunarse contra el tétanos) y optás por no molestarlo más.

Desde el interior del 39-3 el pasaje te mira horrorizado, pareciera que tuvieses pulgas, chinches o que te hubiera agarrado un ataque de onanismo-compulsivo en mitad de la vía pública.

Ajeno a todo te sacás el saco (te ponés el pongo?) y lo volteás. Al suelo caen cartera, cámara de fotos, pasaporte, una guía T, otra guía T, más guías TEEEEEEs y el celu (de dónde salió el celular?) bajo la atentísima mirada del vixero de la esquina.

Pero paráaaa, ese ruido metálico? De modo que el saco escondía monedas!!! monedas... de cuánto? Eso nunca lo sabrás, pues por el sonido advertís que se alejaron de vos, capaz cayeron por la alcantarilla, rodaron hasta el tacho de basuras o junto al vixero (que te sigue observando cual si fueras un lechón girando en la parrilla o dos libras de bondiola, uhm... bondiooooola).

Ah, destino fatal! (redundancia semántica)

Oh, suerte calamitosa!

Fortuna esquiva! (personificación)

Parcas intratables! (reminiscencia homérica)

Decile "adios" al bondi que se va: "adiooooos!!!"

Recién te percatás de que comenzó a oscurecer, arreció un viento frío de sur (acá es de Sur, es así) y en la esquina se ha reunido una multitud de vixeros que debaten, respetando el turno de palabra (cualquiera!!!), sobre cuál es el mejor modo de trincharte (ok, ya vale con la alegoría).

Avivate y conseguí un peso, o un cura!

Te aproximás al Maxikiosco de la esquina: "cambio para el colectivo?", decís, "no hay más moneda, amigo". Desde esta aciaga noche esa frase quedará grabada en vos de forma indeleble, en vos, sí, que jamás te acordaste de un aniversario, ni del cumple de tu viejo, ni del santo de tu vieja (porque la vieja no cumple años más), ni de felicitar a tu hermana cuando dio a luz los siete cuatrillizos (ni te acordás del hombre de ninguno de ellos). Porque eso será lo único que oirás de labios de todos los maxikiosqueros, vendedores de panchos, vendedores de garrapiñadas a 1 peso, tipos con gabardina, del tipo que vende (o eso pretende) cosigos que hacen FRRR, del que pisa vidrios, de los que ofrecen tarjetas...

Desfallecido de hambre, sueño y frío ya no esperás volver a casa, ni por navidad. En un bolsillo te queda un billete de dos pesos, testimoniales, que te dejaron los vixeros después de desvalijarte por quinta vez. Decidís emplear la mitad en comprar una barrita de chocolate que te aporte la energía necesaria para ir en busca de otra barrita.

Abonás a la tendera (a la que anteriormente has pedido cambio 1.000 veces) y ella te da 1 peso de vuelto!!!

No sabés si llorar o reír, si matarla y descuartizarla o matarla, sólamente.

No hacés ninguna de ambas cosas porque te desplomás sobre el mostrador.

Despertás de madrugada entre cartones, un linxera te ha recogido (en su acepción ibérica, o eso esperamos). Buscás el pase VIP a la civilización, al confort del hogar, pero aquél peso ya no está, el linxera se ha cobrado sus servicios.

3 comentarios:

Sr. Bardallo dijo...

Nada que ver, eh, nada que ver, pero os comento. Al de mi izquierda le cantan los pies por bulerías y de tal forma que yo aventuro, porque soy así, que se le están pudriendo los cimientos.

Ah, si lo vierais... emocionadísimo el chabón jugando al counter strike por internet.

Anónimo dijo...

Adios!

Anónimo dijo...

hago uncomentario tardiamente: de veradad que sale mas rapido hacer dedo que encontrar una moneda de un peso: yamurieron.